El lanzamiento de servicios de Alta Velocidad low cost en España, como Avlo de Renfe o Ouigo de SNCF, ha marcado un antes y un después en la forma de moverse entre las principales ciudades del país. A precios desde 7 euros por trayecto, lo que antes era un lujo para muchos, ahora es una alternativa competitiva al autobús o al avión.
Los trenes de alta velocidad de bajo coste ofrecen la misma infraestructura (vías, estaciones, velocidad) que los servicios AVE tradicionales, pero con servicios a bordo reducidos y un modelo similar al de las aerolíneas de bajo coste:
El impacto ha sido notable. El AVE low cost ha permitido que nuevos perfiles de usuarios —jóvenes, estudiantes, trabajadores temporales— accedan por primera vez a trenes de alta velocidad. Antes del 2020, el AVE era percibido por muchos como un transporte “de lujo”. Hoy, compite con BlaBlaCar y Ryanair por el mismo público.
España ha sido uno de los primeros países europeos en liberalizar su red de alta velocidad. Actualmente, tres operadores compiten en las principales rutas:
El auge del AVE low cost también tiene un impacto ecológico positivo. Cada tren puede transportar a más de 500 personas, reduciendo las emisiones de CO₂ por pasajero-kilómetro en comparación con el coche o el avión.
No todo son ventajas. Algunas voces críticas destacan que:
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Suscríbete AhoraTodo indica que el modelo de alta velocidad asequible seguirá expandiéndose. Se prevé que nuevas rutas como Madrid-Galicia y Madrid-Murcia sean las siguientes en contar con versiones low cost. Además, se espera que el aumento de la competencia motive una mejora de servicios y más innovación tecnológica en el sector ferroviario.